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Doctor en Sociología.
Coordinador del proyecto, fundador y 1º. Director de la carrera de Ciencias de la Comunicación- Facultad de Ciencias Sociales- Universidad de Buenos Aires- Argentina.
Prof. Visitante PPGCOM Universidad Federal de Rio Grande do Sul (UFRGS)
Investigador Titular del Instituto Gino Germani- Facultad de Ciencias Sociales - Universidad de Buenos Aires-Argentina.
Coordinador de Epistemología y Teoría del Conocimiento: Maestría en Estudios Sociales y Culturales, Universidad. Nacional de La Pampa -Argentina.
Evaluador de Posgrados CONEAU (Consejo Nacional. de Evaluación Universitaria)- Argentina.
Evaluador del Communication Department de la Universidad de Massachussets (UMASS)- EEUU.
Colaborador científico del Plan Nacional de Ciencia y Tecnología Secretaría de Ciencia y Técnica de la Nación (SECYT)- Argentina.
Member of International Board of Editors de Psychline –Chicago- EEUU.
Introducción
La Economía Política de la Comunicación y la Cultura –como otros campos de conocimiento que trabajan en los cruces de fronteras entre disciplinas- encuentra todo tipo de dificultades. Desde el recelo de los investigadores de cada una de las disciplinas, pasando por la necesidad de legitimar el reconocimiento para la financiación de los organismos de promoción en ciencia y tecnología, hasta las limitaciones epistemológicas y las dificultades para redefinir términos teóricos “importados”. Para un economista, la comunicación significa “medios” o industrias culturales (tecnologías, trabajo, aspectos financieros). Para un comunicólogo, los medios son el “soporte” técnico y social que materializa y visibiliza las complejidades de los procesos de comunicación social, entendidos como “conjunto de textos significantes”, o bien como procesos de construcción de sentido a partir de experiencias sensibles. Experiencias de recreación (a la vez tecnológica y fenomenológicamente intersubjetiva) de realidades virtuales escenificadas por medio de imágenes, palabras y medios tecnológicos.
A primera vista, se ponen en evidencia las diferencias entre dos objetos de investigación aparentemente opuestos ontológicamente. Realidades y procesos socioeconómicos por un lado. Por el otro: procesos de construcción (y “consumo”) de mensajes, pero asociados a experiencias subjetivas e intersubjetivas de percepción e interpretación de textos, situaciones, imágenes, representaciones virtuales de la vida real o de la ficción. Como articular las relaciones profundas entre ambas formas de interrogarse sobre estas realidades tan diferentes? Es posible –y deseable- articularlas dentro de un campo de conocimiento compartido? Evidentemente, en primer lugar se hace visible y compartido el objeto de estudio “medios”, las tecnologías de información y comunicación, y las industrias culturales. Para la EP, esto sería suficiente. Para la comunicación no lo es.
Nuestro desafío se halla entonces en buscar estrategias teórico epistemológicas que intenten en primera instancia a) proponer un cierto nivel de especificidad en la construcción del campo y del “objeto” de los procesos de la comunicación y la cultura, en relación a: b) la presentación de proposiciones teóricas e instancias que articulen una relación viable entre un nivel de análisis socioeconómico, y un nivel de análisis sociotécnico y simbólico, caracterizados estos últimos por experiencias de orden perceptual, intersubjetiva y eminentemente psíquica. Una especie de internalización de la EP en la “economía psíquica y simbólica”, o bien un análisis de la influencia de los procesos psíquicos dentro del mundo de las nuevas prácticas y las estructuras económicas. Si esto no resultara viable y convincente, solo nos quedaría reconocer que nos hallamos realizando lecturas diferentes, expresadas en lenguajes diferentes, sobre realidades diferentes. Sin embargo, como afirman los saberes de Oriente, sabemos que al fin y al cabo, todo se halla relacionado entre sí en maneras misteriosas.
Espero que la propuesta que adelanto en este trabajo no sea tan misteriosa. Me propongo trabajar sobre un “metanivel de análisis” teórico, una modelización transversal que seguramente algunos considerarán marcada por un carácter antropológico y otros de orden psicosociológico. Es importante recalcar la visión “holística” de la Economía Política, contraria a las visiones parciales y reduccionistas sobre los procesos sociales, y en especial respecto a las transformaciones históricas. “La economía política también se caracteriza por un interés en examinar el todo social o la totalidad de las relaciones sociales que forman las áreas económicas, políticas y culturales de la vida”. (V. Mosco, 2005). Seguramente, la mejor estrategia a seguir corresponde a lo que Lakatos ha denominado programas de investigación, que va mas allá de un par de hipótesis aisladas, articulando un conjunto de teorías entrelazadas en forma sistemática para abordar la resolución de determinados problemas, y aportando los recursos teóricos y las orientaciones para el diseño de investigaciones y la construcción progresiva de un campo de conocimiento.
Los conceptos que propongo para articular una perspectiva de relación entre la Economía Política, los procesos de comunicación, trabajo y subjetividad, son los de apropiación, cultivo, trabajo intelectual, doble subsunción –y doble apropiación-, información, mundo de la vida, circulación y valor potencial del trabajo intelectual.