El pasado miércoles 25 de junio, el Instituto de Desarrollo Regional (IDR) llevó adelante una nueva edición de su plataforma virtual “Desarrollo y Región”, en el marco del ciclo Perspectivas 2025. Bajo el título “Tensiones geopolíticas actuales e impactos para Argentina”, el encuentro virtual tuvo como invitado al Dr. Esteban Actis —docente, investigador del CONICET y especialista en relaciones internacionales—, quien fue presentado por Juan Carlos Venesia, director del IDR.
En un mundo atravesado por una creciente incertidumbre, múltiples focos de conflicto y profundas reconfiguraciones del poder global, Actis propuso una lectura estructural y analítica de la coyuntura internacional. Su intervención se organizó en torno a cuatro grandes trampas geopolíticas que, según afirmó, permiten entender los procesos detrás de los sucesos globales.
Cuatro trampas para pensar el orden internacional
La primera fue la “trampa de Caldum”, en referencia al pensador árabe Ibn Jaldún. Según Actis, la cohesión social es un factor central para sostener el poder hegemónico, y su debilitamiento —como el que atraviesa hoy Estados Unidos— erosiona no sólo la política interna, sino también la proyección internacional del país.
Luego abordó la “trampa del ingreso medio”, aplicándola al caso de China. Si bien el país asiático ha logrado un crecimiento sostenido, enfrenta el desafío de romper el techo estructural de desarrollo que limita a muchas economías emergentes. “La economía china está mutando de una lógica basada en la construcción hacia una anclada en la manufactura tecnológica y la transición energética”, explicó Actis, señalando las implicancias de este viraje para América Latina, rica en minerales críticos como el litio o el cobre.
En tercer lugar, presentó la “trampa de Kindelberger”, que alude al vacío de liderazgo global. Estados Unidos se muestra reacio a ejercer el rol de garante del orden internacional que ocupó en el siglo XX, y China no parece dispuesta a asumirlo. El resultado es lo que Ian Bremmer llamó “G0”: un escenario donde nadie coordina la gobernanza global, lo que potencia los conflictos regionales y la fragmentación sistémica.
Finalmente, desarrolló la “trampa de Tucídides”, según la cual la tensión entre una potencia en ascenso (China) y otra en declive relativo (EE.UU.) suele derivar en conflictos armados. “Estamos viendo un proceso de desinterdependencia paulatina entre ambas potencias, en comercio, finanzas, inversiones y tecnología, lo que reduce los costos de un conflicto y aumenta su probabilidad”, alertó el investigador.
Medio Oriente, crisis de Occidente y América del Sur
Durante el intercambio con el público, se profundizó sobre tres grandes ejes: el conflicto en Medio Oriente, la crisis de la modernidad occidental y el rol geopolítico de América del Sur.
Respecto al conflicto Israel-Irán, Actis explicó que se inscribe en una lógica de dilema de seguridad, donde ambos actores perciben amenazada su existencia y actúan en consecuencia. Señaló, además, la pérdida de capacidad de control por parte de EE.UU. sobre sus propios aliados, como Israel, lo que refuerza la hipótesis de un mundo no hegemónico.
En relación con el proceso civilizatorio occidental, el expositor afirmó que China ha desafiado la narrativa liberal que ligaba democracia y desarrollo. “La democracia ya no es vista como única vía al bienestar. La eficiencia, el control y la capacidad de respuesta están ganando terreno frente a los sistemas abiertos”, advirtió, señalando el atractivo creciente de modelos autoritarios con capitalismo estatal.
Sobre América del Sur, y en particular Argentina, destacó su situación como “zona de paz” —con bajo nivel de conflictividad geopolítica y ausencia de hipótesis de guerra interestatales—, lo que representa una ventana de oportunidad estratégica en tiempos de desorden global. “Nuestro desafío es convertir esa estabilidad en ventaja competitiva”, afirmó, resaltando también la importancia de mantener canales abiertos con múltiples actores internacionales.
Alineamiento argentino y política exterior
Hacia el cierre, Actis fue consultado sobre el alineamiento ideológico del actual gobierno argentino con la administración Trump y sus implicancias estratégicas. “El problema no es la simpatía o afinidad personal, sino proyectar una política exterior basada en alineamientos duros en un mundo profundamente incierto”, explicó. Y advirtió: “Hoy no sabemos si el mundo será unipolar, multipolar o bipolar en los próximos 20 años. Apostar de forma cerrada es un riesgo innecesario para países como Argentina, que necesitan diversificar socios y mercados”.
También mencionó que, pese a las retóricas radicalizadas, otras naciones sudamericanas —como Brasil, Chile o Paraguay— han mantenido una diplomacia pragmática, sin cerrar puertas a ninguna potencia. “Para Argentina, donde los principales motores de crecimiento están ligados al agro, la minería y la energía, mirar a Asia es una necesidad estratégica”, concluyó.
Reflexión final
En su mensaje de cierre, el Dr. Actis reivindicó el rol de las relaciones internacionales para comprender el mundo actual. “La política exterior no puede ser parroquial. Hoy la infraestructura, la economía, la tecnología y la política están atravesadas por las dinámicas globales. Formarse, mirar el mundo y debatir con espíritu abierto es una tarea ineludible para todo aquel que aspire a incidir en el desarrollo”.
Por su parte, Juan Carlos Venesia agradeció la participación del especialista y de la audiencia, y destacó el compromiso del IDR en seguir promoviendo espacios de análisis prospectivo y formación plural: “La verdadera política, como decía un clásico, es la política internacional. Y el mundo está demandando más que nunca una comprensión profunda y colaborativa para afrontar los desafíos que vienen”.
