Imprimir esta página

Webinar inaugural del ciclo 2025 de “Desafíos Metropolitanos”: un debate profundo sobre la gobernanza urbana en la Argentina actual

El ciclo Desafíos Metropolitanos abrió su edición 2025 con un intenso coloquio sobre gobernanza territorial, cooperación interjurisdiccional y el futuro postmetropolitano en Argentina.

El pasado miércoles 15 de mayo tuvo lugar el primer encuentro del ciclo 2025 de la plataforma virtual Desafíos Metropolitanos, organizada por el Instituto de Desarrollo Regional (IDR). Bajo el título “Tensiones y consensos en los procesos actuales de metropolización”, la jornada reunió a dos destacados referentes en la planificación urbana y el análisis territorial: Fabio Quetglas, diputado nacional y magíster en Gestión de Ciudades, y Roberto Monteverde, arquitecto y Director de Proyectos del Instituto de Gestión de Ciudades (IGC). La moderación estuvo a cargo de Juan Carlos Venesia, director del IDR.

El objetivo del encuentro fue reflexionar sobre los desafíos actuales de la gobernanza metropolitana en un contexto signado por la fragmentación institucional, la puja por competencias entre jurisdicciones y la necesidad urgente de colaboración intermunicipal. Con más de dos horas de diálogo abierto y riguroso, el webinar fue una invitación a pensar en la complejidad de gestionar territorios urbanos extendidos en tiempos de crisis política, económica y de redefinición del rol del Estado.

Un problema estructural: “Parir un nuevo nivel de gobierno”

Desde el inicio, Fabio Quetglas planteó un enfoque provocador: “El dilema metropolitano es cuánto cuesta parir un nuevo nivel de gobierno. La metrópolis requiere instrumentos que hoy no tenemos”. Comparó el proceso de integración metropolitana con el largo camino que atravesó Europa para consolidar su unidad institucional. Para el diputado, la experiencia reciente de la pandemia fue un caso ejemplar: “La emergencia sanitaria obligó a los tres niveles de gobierno a coordinarse sin marcos normativos específicos. Fue una cooperación forzada, pero muestra lo que es posible cuando la crisis apremia”.

En este sentido, remarcó que la gobernanza metropolitana no solo requiere voluntad política, sino también un diseño institucional que contemple la transferencia de recursos y competencias. “¿Cuál es el nivel de crisis que necesitamos para que emerja una estructura de gobernanza metropolitana aceptada y viable?”, se preguntó.

Consensos conceptuales, tensiones operativas

Roberto Monteverde, con una vasta trayectoria en la planificación de ciudades como Rosario, Salta, Mar del Plata y Ushuaia, coincidió con el diagnóstico de Quetglas, pero enfatizó los obstáculos concretos que impiden la cooperación territorial: “El problema no es entender la necesidad de lo metropolitano, sino cómo hacerlo funcionar. La tensión está en cómo construirlo”.

Apoyado en experiencias directas, Monteverde relató cómo, por ejemplo, en el área metropolitana de Rosario, los municipios optaron por soluciones individuales —como el cobro de peajes a camiones— que si bien generan recursos locales, impiden soluciones integradas. “En lugar de pensar soluciones colectivas, se optó por capitalizar el conflicto como ventaja individual”, sostuvo.

Otro punto clave fue el de las asimetrías de poder. Las ciudades cabecera, según Monteverde, suelen imponer agendas a los municipios menores, generando resistencias: “No quieren ser el furgón de cola de la gran ciudad. Quieren ser parte de un proceso horizontal, con beneficios compartidos”.

Colaboración vs. competencia: el dilema cultural

El debate abordó también el trasfondo cultural que obstaculiza la cooperación. Quetglas fue contundente: “Tenemos una cultura política con baja inclinación a la colaboración. La competencia está sobrealimentada, incluso en formas destructivas”. Y advirtió que este patrón trasciende a la política y se inscribe en una lógica social más amplia: “La política refleja una sociedad que valora más al que compite que al que coopera”.

Frente a este diagnóstico, ambos panelistas coincidieron en que la agenda metropolitana debe avanzar “de lo simple a lo complejo”. Para Quetglas, “hasta ponerse de acuerdo en una señalética común es un avance. No hay que empezar por crear gobiernos metropolitanos, sino por acuerdos prácticos, visibles, y sostenibles”. Monteverde, por su parte, sugirió comenzar con una agenda corta: “Uno o dos temas, no veinte. Que sean posibles, que tengan impacto, y que construyan confianza institucional”.

Políticas públicas en retirada, riesgo institucional

Un eje transversal al debate fue la desaparición del apoyo nacional a políticas metropolitanas. Monteverde lamentó que el exitoso Programa DAMI (Desarrollo de Áreas Metropolitanas del Interior), que promovió articulaciones intermunicipales en todo el país, haya quedado desactivado. “Durante más de una década tuvimos un incipiente consenso institucional, con continuidad entre gobiernos de distinto signo. Hoy no hay ninguna política nacional para las áreas metropolitanas”, advirtió.

En línea con esa crítica, Quetglas alertó sobre el actual proceso de reconfiguración del Estado nacional: “La sociedad votó una transformación del Estado. Eso no significa que haya que desentenderse. Los gobiernos locales van a tener que hacer frente a demandas sin las herramientas necesarias. Esto puede derivar en un colapso de la infraestructura y de los servicios esenciales”.

Hacia una Argentina postmetropolitana

Ambos expositores coincidieron en que los cambios en la estructura poblacional, tecnológica y productiva están redefiniendo el mapa territorial del país. Quetglas introdujo el concepto de “Argentina postmetropolitana”, donde el protagonismo no recaería ya en las grandes áreas urbanas, sino en un sistema de ciudades intermedias. “Hay 100 ciudades en el país con mejor calidad de vida que las áreas metropolitanas. Hay que dejar de pensar la organización territorial desde la concentración y empezar a pensarla desde la sostenibilidad”, remarcó.

Monteverde complementó esta visión al destacar que “la respuesta no está atrás. No es nostalgia por los planes estratégicos del siglo XX. Necesitamos construir una visión nueva, colaborativa, práctica y territorializada”.

Reflexiones finales: construir sobre lo construido

En el cierre, Juan Carlos Venesia destacó la calidad del intercambio: “Este no fue un debate más. Fue un coloquio que nos dejó herramientas reales para pensar desde dónde actuar en un país que necesita definiciones urgentes sobre su organización territorial”.

Monteverde concluyó con un llamado a la acción local: “Soy profundamente municipalista. Desde lo local hay que sostener las agendas, construir confianza, evitar retrocesos. Y no desperdiciar ninguna oportunidad que se nos presente para construir en red”.

Quetglas, en tanto, apostó por el largo plazo: “Debemos sacar el debate territorial de la coyuntura y colocarlo en una visión de país. Las futuras generaciones serán tributarias de lo que hagamos hoy”.


El ciclo Desafíos Metropolitanos continuará con nuevos encuentros a lo largo del año, consolidándose como un espacio plural, riguroso y comprometido con la construcción de políticas públicas territoriales en clave de futuro.

Medios